La identidad del fantasma

by - febrero 17, 2011

Una gota cae a una laguna y se pierde allí. Por unos segundos, la gota se expande en leves ondas sobre la superficie del agua. Aumentó sus dimensiones superficialmente; la gota ya no era gota, era agua. Había perdido identidad y ganado pertenencia. Esa gota no podía calmar la sed, ahora sí puede. La gota puede ser lágrimas, lluvia, rocío acumulado en el pétalo.


El fantasma sabe de las gotas pero no convida el secreto. Tal vez egoísta, camina lentamente al borde de la laguna. Su paso tiene la velocidad precisa para poder ver, con lujo de detalles, como llega la gota. Se sabe con un destino diferente, busca su identidad y hasta no encontrarla no tendrá pertenencia.

Es extraño esto último, buscar una identidad propia para poder ingresar a una identidad ajena, de más individuos, posiblemente con identidades distintas entre sí. Acaso sólo los une esa pertenencia a una Identidad mayor, esa necesidad de ser aprobados, de sentirse parte de algo. Pero pertenecer y ser son cosas distintas.

El fantasma busca su lugar para ser, su espacio, y también su tiempo para ser. No busca materializarse, su búsqueda consiste en pagar su culpa y partir; recién en ese momento podrá ser.

Mientras sea fantasma no podrá ser. Todavía está buscando, acaso ya ha pasado su momento y no se dio por enterado (quizás íntimamente no quiera pertenecer a esa gran Identidad), pero no lo sabe y confía en que pronto llegará ese momento. Mientras tanto, aún arrastra sus cadenas...

Lectura recomendada: La identidad: ese pálido fantasma por Orquídea Fong para KYA!

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2 comentarios

  1. Hola, gracias por recomendar mi texto. Saludos desde México.

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  2. Por nada, ha sido un gusto leerlo!

    Retribuyo saludos, desde Argentina.

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