Diálogo de 4 pasos: cuarta parte

by - marzo 17, 2011

Arribamos a la cuarta parte, el final, continuación del Diálogo de 4 pasos - primera parte, del Diálogo de 4 pasos - segunda parte y del Diálogo de 4 pasos - tercera parte, que conviene leer para entender todo esto. La charla continuó en el cuarto día del largo fin de semana pasado...


-Creo que llegué a una idea, una especie de conclusión.
-Son buenas noticias o de las otras?
-Buenas...?

A veces, casi siempre que nos vemos obligados a pensar, tenemos la tendencia de ser definitivos, de tener conclusiones, opiniones terminantes. En un mundo múltiple, con personalidades variadas y muchos tintes, acaso sería saludable no buscar desesperadamente una respuesta final sino una parcial, que se multiplique en otras preguntas.

-En qué pensás?
-En la teoría del puente.
-Explicame cómo es eso.

Antes voy a explicar la teoría del puente o del partícipe necesario. Como personas que vivimos en sociedad, ejercemos influencia y recibimos influencia de otras personas. Si nos pensamos como el producto final de una cadena, muchas veces nos sentimos infelices. Y tenemos vacíos. Si usted estudia filosofía y trabaja en un taller mecánico, puede tener una frustración laboral. Si usted, producto final, no utiliza en su vida esa filosofía estudiada, se transforma en energía perdida. La teoría del puente ofrece otra alternativa.

Usted utiliza la filosofía en otra persona. La ayuda, le brinda su conocimiento, discute, disfruta. Usted es el puente para completar a esa otra persona, que no pudo estudiar o no sabía, y simultáneamente usted también se completa.

-Soy el puente, entre ustedes dos.
-No digas cualquier cosa.
-No, en serio. Creo que puede ser eso. Pensalo: si no la hubiera conocido vos no la habrías conocido.
-Lo admito. Pero todavía no la conozco y además el que tenía problemas de insomnio eras vos, yo no.
-Vos sí, decí la verdad.

¿Cómo puede el condenado, al borde del abismo, observar la tristeza en otros ojos, en otras huellas distintas de las propias? ¿será por una sensibilidad ampliada, por una compasión peregrina, será por evitar otra condena?

-Vos no sos puente de nada.
-Me queda poco tiempo, ¿puedo ser otra cosa?

La charla continuó, apenas. Sólo pude balbucear palabras inconexas, monosílabos de ocasión. Había dado en el blanco y quedé golpeado. Ahora sólo quería minimizar los efectos de su condena, de su dolor, de su desesperación, de todo eso que durante cuatro días nunca demostró, nunca se quejó, nunca reclamó y finalmente pensó en el otro. ¿Se puede otorgar vida desde el abismo? Creo que sí, así lo sentí.

Antes de irnos me alejé, caminando hacia una zona del campo donde había pasto muy alto. Hice un pozo con la mano, metí mi tristeza y la dejé ahí, a medio enterrar.

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