Diálogo de 4 pasos: primera parte
El siguiente diálogo, las siguientes palabras que reproducen e interpretan lo que fue un diálogo del fin de semana largo, son resultado de noches de insomnio. Espero que puedan enriquecerlas con su lectura y su opinión.
Nos sabemos mortales. Ese destino fatal sin embargo es apenas perceptible hasta los años mayores. ¿Cuál será el terror de conocer la fecha de finalización? ¿cómo configurar la vida, acostumbrados a fingirnos inmortales, cuando tenemos los días contados? Hablé con él, con quien se sabe condenado, y no encontré temor alguno. No había negación, no había desesperación. Hablamos durante cuatro días respirando el aire más puro que pudimos encontrar en el medio del campo. Sonreimos varias veces, sonaron carcajadas sin eco, nos palmeamos la espalda. ¿De qué hablan el triste y el condenado?
-Sabés que me pasó algo rarísimo... cómo será de extraño Destino, que sabiendo de mi situación actual me envió una señal, una dulce.
-¿Supongo que de eso me querías hablar?
-Si, más que un eso es una... una cosita linda. Y lo digo en todo sentido, desde lo estético hasta lo más profundo. Vos me dijiste que lo superficial a veces enceguece...
-Si, lo dije. También dije que es difícil escapar a la tentación. A veces uno tiene el panorama claro en su cabeza, pero al mirar los ojos se nublan, se nubla la razón. ¿Estás así, con pronóstico de tormenta?
-No, no creo, no sé. Pensar que estaba con todo tan claro, así como vos decís.
¿Alguna vez vieron un rostro hermoso, tan bello que no podemos dejar de verlo, que nos invade una sensación subiendo desde el pecho? ¿nunca les pasó pensar que sus manos torpes, sus dedos grotescos pudieran quebrar esa cara o corromper su belleza? ¿cómo describir esa sensación, cómo nombrarla sino con Su nombre?
-Ahora no estoy seguro de nada. No hablo solamente de ella, hablo en general. Si la conocieras... no te digo que te va a producir lo mismo que a mi porque somos distintos, pero algo vas a sentir, sin dudas.
-Te estás metiendo en un terreno...
-No, disculpa que te interrumpa, pero no es lo que pensás. Vos, no te hagas el distraido, me enseñaste que personas así son muy difíciles de encontrar y yo encontré una de esas, de las especiales. No puedo describirlo.
-El problema entiendo que es otro.
-Si, el problema es que se multiplican las dudas y yo ando corto de tiempo.
Apurado. Presionado por la aguja mortal del reloj. Pensate sin tiempo, baja el ritmo de tu corazón, saboreá cada latido. Apurado. La mente ansiosa, las manos temblando y la arena que está pasando tan veloz...
-Quiero que me ayudes. Escribi por mi una carta para ella.
-No vale, eso es trampa.
-Pero...
-Pero nada, si las letras son tuyas el que habla sos vos. Si las letras son mías al menos debería saberlo. Es un engaño, quizás mínimo, pero engaño al fin.
-Perdón entonces. Es que...
-Querés ser mejor.
-Si!
-Entonces es cierto.
-¿Qué?
-Que es especial. Y que vale la pena, nadie quiere ser mejor para una mala persona.
-¿Qué pensás que me pasa?
-Intentá descansar, de eso hablamos mañana.
Estoy seguro que no pudo dormir. Los mosquitos, el calor, el lugar desconocido pero principalmente el carnaval que habitaba su cerebro, habrán sido excusas válidas para su insomnio.
Continuará...
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