Diálogo de 4 pasos: tercera parte

by - marzo 16, 2011

La siguiente es la tercera parte, continuación del Diálogo de 4 pasos - primera parte y del Diálogo de 4 pasos - segunda parte, que conviene leer para entender un poco mejor desde donde viene todo esto. La charla continuó en el tercer día del largo fin de semana pasado...


Esta vez fui yo quien tomó la iniciativa. A esta altura sus dudas poblaban mi sueño, como dos escenarios en los que transcurre la misma historia. Si servía para aliviar el peso no me opondría, tenía que confirmarlo.

-¿Le contaste sobre tu estado?
-Si lo decís así parece grave.
-Es grave, por eso lo digo así.
-Todavía no le dije.
-¿Qué esperás?

Guardó silencio. Su respuesta, la probable, la que decidió callar, tendría que ver con la sensación de vacío que gobernaba a su estómago. Como el escalofrío, mejor disimularlo que darle notoriedad con la mención.

-Después de hablar con vos le iba a decir.
-O sea que ya habías pensado en todo, tenías un plan que estás ejecutando y del cual soy parte. Me alegro de enterarme, finalmente.
-No, qué plan voy a tener... no sé cuándo se lo iba a decir, pero seguro que lo iba a decir, no ando con mentiras.
-No fue una acusación, quería saber cuán serio viene el asunto. En mi opinión, muy serio. Por un lado pretendés ser mejor, y eso es bueno; por otro lado, te demorás en la confesión de algo... vergonzoso, así lo sentís?
-Si...

¿Existe un estado más vital que la adolescencia? ¿un momento más exaltado, más poderoso, más intrépido y sin embargo de más temor, de más dolor, de transición hacia lo desconocido? Es probable que su geografía se encuentre en la Anatomía de la melancolía, de Robert Burton.

-Lo primero que voy a hacer al volver es decirle.
-¿Lo hacés por obligación o por convicción?
-Convicción. Tardé un poco, pero voy a decirle. Siempre voy con la verdad.
-¿Pensás que puede tomarlo a mal?
-Puede ser, no lo sé. Espero que no.
-Si es quien vos decís que es, seguro que no.
-¿Me querés dar esperanza?
-Te estoy dando coherencia.

Habían surgido nuevos interrogantes. Tan sólo nos quedaba un día, uno menos en su espacio vital, y las nubes persistían en el cielo, tapando al sol, a las estrellas, a la luna... tapando todo, pero no podían evitar que se filtrara ella.

Continuará...

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