Imagínese la siguiente situación. Usted sube al tren, medio de transporte que utiliza de Lunes a Viernes y se repite desde hace tiempo, quizás algunos años. Sube al vagón habitual, el segundo contando desde adelante, que es justo el que lo deja al pie de la escalera para cruzar de andén cuando llega a destino.

Para que nuestra suposición sea más palpable, usted utiliza normalmente la línea Roca, sube en Constitución y baja en Temperley. Cuando baja escala a grandes zancadas los escalones y una vez en el puente se dirige hacia el lado del colegio, o sus pasos los llevan por la calle Cangallo con rumbo a la avenida. Después de ese punto, siga por donde quiera.

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