Sangre en las manos

by - abril 26, 2011

Las manos de Alfredo están ensangrentadas. Una gruesa gota se desliza desde su dedo índice derecho, bajando lentamente hacia la palma de la mano. En el rostro de Alfredo no hay dolor, no hay tristeza. Puede adivinarse una tenue sonrisa naciendo en la comisura de su boca.


Las marcas en sus manos se dibujan irregularmente en rojo, pequeñas líneas que son prueba de cortes recientes, prolijos círculos diminutos que brotan brevemente. La sangre está fresca pero no lo obliga a detener sus pasos. Alfredo camina con el ímpetu que le otorga conocer con precisión su destino. Apoya toda la planta del pie con firmeza, nada podrá desviarlo.

Cuando golpea con su puño ensangrentado la puerta queda ligeramente marcada. La cara de Raquel al verlo pronto se ilumina con una sonrisa generosa de dientes blancos que sirve como bienvenida sincera y trasluce amor. Los ojos brillan para resaltar el contraste de su negrura.

Alfredo le alcanza seis rosas rojas, cada una perfecta de pétalos tiernos y del largo ideal. Salvo por una aceptable imperfección: faltan algunas espinas.

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